El machismo nos mata a todos

“Alguna vez le digo a mi mujer que el hombre debe vivir solo y libre para no debilitarse. Pero se lo digo para darme importancia; para que suponga que no he perdido mis inquietudes y para que no me sienta viejo y anclado definitivamente”.

José García

El libro vacío

16967065407_15f46fbe34Para hablar sobre cómo afecta el machismo a los hombres, tenemos que entender que el machismo es parte intrínseca de un sistema económico, cultural que permea la vida social. En otras palabras, el machismo pertenece a un modo de pensar, actuar y relacionarnos entre los miembros de la sociedad, que debido a su cotidianeidad los hemos naturalizado. En ese sentido, todos estamos nublados por el sistema. Ya lo han dicho Adorno y muchos otros, somos hijos de nuestra  generación, y por ende nuestra herencia son las semillas que generaciones anteriores han puesto en nosotros.

Como miembros de una sociedad crítica, hemos naturalizado y desnaturalizado un montón de situaciones; por ejemplo la creencia de que personas de culturas no occidentales no tienen alma, o que culturas originarias son como infantes a quienes se les tiene que orientar, guiar, y en pocas palabras, decirles lo que tienen que hacer para progresar.

En este sentido, y encaminados al tema que nos interesa, podemos ver que a los hombres se les ha dicho, así como a las mujeres, qué hacer, qué decir, qué callar, qué mentir, etcétera. El hombre, por lo tanto, no llora, tampoco baila, el alcohol es el único lubricante permitido para poder expresar sus sentimientos; tiene que ser feo, fuerte, formal; un héroe para su familia, el mujeriego errante y un montón de cosas que cargan sobre sus hombros y difícilmente sueltan, pues no les es permitido expresar lo que realmente sienten sin tener que transformarlo en agresión.

“-Papá, inventa algo, porque le dije a los otros niños que tú eras mago.

La sorpresa me hizo reaccionar con una gran incomprensión, hasta con impaciencia:

-¿Qué quieres que invente? Yo no soy mago.

Se me quedó viendo atónito:

-¡¿No?!

Los ojos de mi hijo y su monosílabo interrogante, que era una mezcla de asombro, de incredulidad, de decepción, de dolor de no sé qué, me produjeron una conmoción indescriptible y una sensación de agradecimiento que casi me dolía de tan intensa”  (Vicens, 1958: 192)

Josefina Vicens, fue una escritora mexicana, que aborda en su obra (compuesta por dos libros) el machismo en sus personajes y cómo son afectados por éste a pesar de que el feminismo es más insistente en observar, expresar y combatir el machismo sobre las mujeres, e infantes; es muy interesante analizar que muchos miembros de la sociedad son afectados por éste y es imprescindible recordar que el patriarcado nos mata a todos.

Bajo el efecto de algo

Perla

Cómo ver películas ñoñas el 14 de febrero y no morir en el intento

13-03-20162023-48-48Ustedes se preguntarán por qué un hombre escribe en un sitio dedicado al feminismo. Lo diré de forma muy simple, porque puedo y porque me invitó mi esposa a hacerlo.

Todo comienza con la anécdota sobre mi “despedida de soltero” (un 14 de febrero), en la que yo quería ir a ver Deadpool, pero mis acompañantes me llevaron a una cantina por cerveza y birria.

Al principio pensé que esta actitud tan común entre la comunidad masculina venía directamente de parte de los que iban conmigo, pero después me enteré que todo venía por la idea machista de parte de la mujer de uno de ellos, que pensaba que nos iban a tachar de gays (como si ser gay fuera malo), al ver que tres hombres iban al cine el día del amor y la amistad.

Machismo. ¿Se han dado cuenta?, nunca nos fijamos demasiado en la palabra; normalmente asociamos el término con las películas de la llamada época de oro del cine mexicano, y nos reímos de las situaciones cómicas generadas por actores como Pedro Infante y Jorge Negrete, que iban por la vida como auténticos machos mexicanos dispuestos a soltar golpes por el honor de la mujer amada.

Tenemos estereotipos muy definidos sobre cómo debe comportarse un hombre. Usar el cabello corto, no vestirse con prendas de determinados colores, y nos parece de lo más normal.

Así es, no pensamos en el machismo. Somos educados con verdades caducas que nos joden la vida, nos encierran en esquemas inflexibles y nos obligan a comportarnos de modo anticuado. Nos convertimos en algo muy lejano al ideal del ser humano.

Tenemos prohibido mostrar nuestras emociones, debemos ser “fuertes”, y que la deidad de nuestra preferencia nos libre de llorar porque algo nos afecta, pues, como dice The Cure, los chicos no lloran, y, de acuerdo a las viejas costumbres, mostrar lágrimas en nuestros ojos nos cambia el sexo o las preferencias sexuales por generación espontánea.

Lo único que entiendo es que mostrar las emociones, ver comedias románticas, cocinar, tomar bebidas de color rosa o ir con los amigos a ver una película en lugar de entrar a la cantina, nos convierte en seres humanos, así de simple. Ser hombre o mujer (en estricto orden alfabético) sólo es una cuestión genética, y no debe afectar nuestros gustos cinematográficos, culinarios o literarios.

¿Me afecta el machismo?, creo que la respuesta es obvia después del rollo que acabo de aventarme, sin embargo, lo diré de manera clara. Sí, me ha afectado (igual que a todos).

Manu Moraga

Sobre el autor: Soy Periodista, geek, melómano, fan de la comida, aficionado a las historietas, libros raros y viajes cómicos (digo, cósmicos). Vivo enamorado de Esther Strange, y estoy suscrito a una religión sin nombre donde los Hot Cakes son el equivalente a Dios desde 1975.

 

La masculinidad es tan frágil, que mata.

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Las mujeres somos las principales víctimas del machismo, pero no las únicas. Y esto hay que tenerlo bien claro: el machismo nos jode a todos.

La mayoría hemos escuchado/leído esa frase de “la masculinidad es tan frágil”. Y en serio que lo es. Los hombres han sido educados para defender a capa y espada esa seudo masculinidad, sin importar que el precio sea la vida misma.

“Aguantar como hombre” es, probablemente, una de las frases más dañinas hacia cualquier ser humano que se considere del género masculino. Implica tantísimas cosas, que me da tristeza el sólo pensarlas.

Para empezar, esa irracional necesidad de terminar lo antes posible con la infancia de los niños. Los niños no lloran, hay que aguantar como hombre. Se los dicen tantas veces, que la construcción del ser como un ser masculino termina por bloquear cualquier acceso hacia la aceptación de sentimientos, de debilidad, de dolor.

Tienen que ser fuertes, veinticuatro horas al día, siete días a la semana. Tienen que aparentar que no les afecta el estrés, el desamor, el engaño, las perdidas. Nada. Ni una lágrima. Si a caso una y limpiada de inmediato, antes de que se ponga color rosa y los delate.

Y nos encontramos con cifras alertantes que derivan de esa imposibilidad de sentir, de doler, de ser débil.

Un montón de hombres que sufren acoso laboral, o que son golpeados por sus parejas, o que son violentados sexualmente y que no se atreven a denunciar porque qué vergüenza, porque van a pensar que soy puto, porque nadie, pero nadie me va a creer.

Un montón de hombres que inician su vida sexual aunque no quieran, presionados por amigos o familiares, llevados con prostitutas a que se hagan “hombrecitos”.

Un montón de hombres que son utilizados como proveedores de familia y no como pareja, como padre, como hijo.

Y la presión de ser hombre nos lleva a la maravillosa cifra: 80% de los suicidios en nuestro país son cometidos por hombres.

Azul Cianótico de Asfixia

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O cómo ser hombre y no morir en el intento

Es verdad que todo se ve mejor después de un buen tazón de sopa. Deberemos agradecer a mi tazón de ramen que encontrara inspiración para escribir. Porque no estoy yo para contarlo, pero recibimos dos bomberazos1 esta semana y hubo que escribir textos emergentes para dos de nuestras colaboradoras. Y claro, llega el punto en el que te preguntas. ¿Cuántas veces puedes escribir sobre un mismo tema en la misma semana? Mi récord hasta ahora son tres veces en dos ocasiones. Curiosamente fueron dos temas íntimamente ligados: el privilegio masculino, y cómo el machismo afecta a los hombres. Pero este texto en particular se lo debemos al tazón de ramen y a mi deseo de no pensar.

Mi deseo de no pensar me llevó a encender Netflix y lo primero que se me atravesó fue Friends. El primer capítulo donde Rachel llega con el vestido de novia justo después de que Joey le dice a Ross que lo que necesita es ir a un club de desnudistas y soltar las hormonas para recuperarse del divorcio. Ross le dice que él no quiere ir a un club de desnudistas mientras Joey lo mira con cara de quien ve a un extraterrestre, quizá.

Y es que claro, para que hablar de sus emociones cuando, puede callarlas con alcohol y mujeres desnudas. Para qué pensar en lo que llevó al traste el matrimonio si es mejor no pensar, si un clavo saca otro clavo. Un hombre no debe hablar sobre sus emociones, no debe dejar que sus emociones lo dominen, no debe ser vulnerable y debe reprimirlas lo más posible. Se crea un cerco tan grande entre los hombres y sus propias emociones, que en ocasiones no tienen siquiera el vocabulario para hablar de ellas.

Este hermetismo tiene consecuencias por demás severas. Son pocos los hombres que van a terapia, no solo porque los educan a no hablar sobre sus emociones, sino porque también se les enseña a no pedir ayuda. No es casualidad que de cada 5 personas que suicidan 4 sean hombres.

La única emoción que se les permite expresar libremente a los hombres es la ira. Esto nos lleva a justificar el hecho de que los hombres son considerados violentos, e intenta justificar desde la existencia de soldados hasta la tasa de homicidios violentos, donde por supuesto los más afectados son los hombres.

La masculinidad tal como nos la imponen es tóxica. Me parece por demás lamentable que los hombres crezcan con esta armadura por debajo de la piel, que les impide incluso conocerse a sí mismos.

Por supuesto que el machismo afecta a los hombres. Si no son parte del ideal masculino: hombre occidental, blanco, heterosexual, cisgénero económicamente exitoso, los vuelve reemplazables o los obliga a sobrecompensar.

Hay otras formas de ser hombre lejos de los roles de género tradicionales. Hay otras masculinidades en construcción que les permite a los hombres darle voz a sus emociones, quitarse la armadura y reconocerse. Y a partir del reconocimiento reconstruirse.

 

  1. Bomberazo: Trabajo urgente. Requerimiento de inmediata resolución. http://www.elportaldemexico.com/cultura/diccionarios/diccionarioexpresionesmexicanas.htm#letraB

 

Frases célebres

water-cooler¡Por supuesto que el machismo afecta a los hombres! El machismo nos afecta a T-O-D-O-S. Aunque con frecuencia no tengamos la capacidad de verlo, o las ganas, que para el caso es prácticamente lo mismo.

Por ejemplo, no hay semana en que no lea en redes sociales a un hombre quejándose de que las mujeres son feministas hasta que llega el mesero con la cuenta. Curiosamente la mayoría de los hombres que se quejan de que las mujeres son feministas, hasta que [lo que sea inserte aquí frase intercambiable], son los mismos que asumen que todas las mujeres por el hecho de ser mujeres son feministas.

Temo informarles que desafortunadamente no es así. Si todas las mujeres fuésemos feministas, les aseguro que el mundo sería otro, y no quedaría tanto porque luchar, pero me desvío. El mesero llega con la cuenta y se la entrega al hombre porque así lo entrenaron. Y lo entrenaron así porque asumen que el hombre debe pagar la cuenta. El varón debe pagar la cuenta porque debe ser él quien tenga el poder económico de la relación. Es por eso que muchos hombres se confunden y creen que la mujer les debe algo por haber pagado la cena, algo más que charla y compañía, cuando no es así. Supongo que el verse reducidos a cajero automático es tan divertido como nuestra versión de ser equiparables a una roomba de lujo.

Usando otra de esas frases célebres: Toda mujer es feminista hasta que toca cambiar el garrafón. Lo primero que me toca asumir es que no conocen mujeres que viven solas. Lo segundo es que para su mala fortuna se supone que los hombres deben ser fuertes, también se supone que los hombres son hábiles en pequeñas reparaciones de la casa y trabajos manuales, es decir que son los que saben usar las herramientas. Así que es su deber como hombres poner el garrafón, cambiar los fusibles, encender el calentador de agua, cambiar los focos, arreglar la fuga de agua, poner taquetes y cortineros. Lamento mucho si no les gusta hacer pequeñas tareas no remuneradas, supongo que verse reducido a caja de herramientas ambulante no es mejor que la versión femenina de ser reducida a Crock-pot programable.

El gran problema con el machismo es que divide los ámbitos de lo masculino y lo femenino tajantemente y no les permite intersectarse. Los roles de género son unas pequeñas casillas donde no cabe el querer ser y únicamente cabe el deber ser. Así que si esa camisa color salmón se te ve maravillosa no importa, necesitas devolverla porque no es del color correcto.

La masculinidad desde la perspectiva del machismo es tóxica. En realidad dudo que a la mayoría de los hombres les agrade ser reducidos a unas bestias violentas, capaces de pelear a la menor provocación, que además son incapaces de resistirse a sus impulsos, y por ello, sin importar como va vestida una mujer, su cuerpo sea un objeto para ser tomado con o sin su consentimiento.

Se están construyendo nuevas masculinidades, nuevas formas de ser hombres alejadas de la heteronormatividad y el patriarcado, porque sabemos bien que no son ni cajeros automáticos, ni cajas de herramientas ambulantes, ni bestias violentas incapaces de frenar sus impulsos, son también seres humanos con la capacidad de construirse y reconstruirse fuera de la caduca estructura de los roles de género tradicionales.

Dígame usted querido lector, ¿el machismo en realidad afecta a los hombres?

Harén de Nadie

«Nada está perdido si se tiene el valor de proclamar que todo está perdido  y hay que empezar de nuevo»

                                                                                                                                                         Julio Cortazar

 

feoSaben es muy curioso que aun ahora en pleno 2016 al nacer un niño varón se le nombra el primogénito y se le instaura desde ese momento un aura de grandeza, basada en el poder que el niño tendrá sobre  su familia, en el hecho de que él será quien ponga en alto el apellido de la familia (paterno) y se llamara como su padre “Panfilo  López “. La madre y el padre desde su concepción se encargan de crear sueños y mientras el infante va creciendo irlos embutiendo en él, poco a poco, al estilo de la moronga.

Y es así cuando después de  algunos años instauran en él ideas  como  estas  “El hombre  debe ser feo, fuerte y formal”, que es la cabeza de familia que sus sentimientos no deben ser mostrados, porque vamos el hombre no llora y si lo hace jamás, jamás será estando sobrio ni  en público, que es el proveedor de la casa, que la mujer esta para servirle y él para trabajar y llevar el sustento a la familia, la cual debe ser prolífica ya que ello es muestra de su virilidad,  que es el dueño y señor de cuanto posee etc.

Y después de todo este amasijo de creencias colocadas en los hombres, es casi imposible pensar que encontraremos alguno que no se comporte de manera primitiva ante una mujer y más si en el día a  día encontramos a muchos que parece que tienen como biblia  a Tarzan o peor aún a ídolos como Joan Sebastián, entre otros. Que lo único que hacen es reforzar el machismo.

Pero, no nos rindamos tan rápido.  Esta semana por el tema en cuestión se me ocurrió  preguntarle a algunos hombres que opinaban acerca de esto, preguntarles si ellos creían que les afectaba el machismo y la respuesta que mas me sorprendió fue  “ Por supuesto, porque te encasillan  y tienes que ser y cumplir con los roles que como hombre y mujer te tocan,  lo que te lleva a tener relaciones conflictivas porque si alguno de los no cumple con ello comienzan las peleas … y después por no mostrar tus sentimientos te enfermas “.

Esto hizo que mi cabeza diera un click al hecho de que es también relevante resaltar que  se están creando nuevas masculinidades, porque tanto hombres como mujeres están adoptando roles que les eran vetados hace tiempo.

Por ejemplo platicando con una amiga en presencia de su esposo pude notar como este al estar por el momento en la categoría de “freelancer” tiene una mayor participación en la casa ya que mi amiga es  la que tiene un trabajo con horario de oficina, y es a   él a quien le toca  recoger al niño de la escuela, y  estar por tanto más inmiscuido en las labores y tareas escolares y de casa, durante la plática salió el tema de su reciente  participación como amo de casa y dijo “que el trabajo en casa es pesado y que no es reconocido” con estos dos testimonios que fueron los que me movieron mas el piso,  me atrevería a decir y a apostar por una respuesta diferente a la que en otro  momento hubiera tenido si me dicen algo así; la cual por si tiene duda seria: “por supuesto pendejo, es lo que vienen haciendo las mujeres desde hace mucho tiempo, es labor invisible de la vida cotidiana”. 

Por el contrario  en este momento opto por aplaudir el hecho de muchos hombres se dan cuenta que no es son fáciles ni mucho menos carentes de importancia estas tareas. Que tanto los roles asignados a las mujeres como los asignados a los hombres son perfectamente intercambiables y que  si se  apuesta por quitarles el tabú a diferentes acciones  como podrían ser  cortarse el pelo chiquito si se es niña o vestirse de rosa si se es niño, las cosas fluirían,  la vida fluiría y  contribuiríamos a desarrollar relaciones sociales sanas.

El  que los hombres se inserten en los terrenos llamados femeninos (cuidado de los hijos, limpieza del hogar, cocina, encargado de las compras, etc.) me parece digno de respeto así que a cualquier primate que quiera llamarles mandilón, marica, pocos huevos, o cualquier adjetivo que su poca cultura y desarrollo personal le permita fabricar,  yo le diría “cállate la boca”.

Sofía Vuelaalto 

Requiem

cocktail_umbrella-660x0_q85Hombre, occidental, blanco, heterosexual, cisgénero y económicamente exitoso, este es el ideal masculino; hace un tiempo hablamos sobre el privilegio masculino y como, si cumplías con estas características, el mundo estaba a tus pies. Ahora hablaremos sobre la otra cara de la moneda. Porque a fin de cuentas el privilegio es una trampa. Las características son exigencias que si no se cumplen hay que compensarlas, y la masculinidad termina sepultada bajo una serie de remiendos para alcanzar el privilegio.

La gente no cree que los hombres sean afectados por el machismo. Sin embargo, podemos poner el siguiente ejemplo: La mayoría de las muertes en combate son hombres, ya que la mayoría de soldados son hombres, porque las mujeres deben quedarse en casa a cuidar a los hijos. La mayoría de los soldados de menor rango son los que mueren en combate, los soldados de menor rango son personas que se enlistan como último recurso para tener una carrera, y quizá la posibilidad de estudiar, por lo tanto, se enlistan porque son pobres, los hombres pobres tienen menos privilegios porque no cubren el ideal masculino, por lo tanto, los hombres con menores privilegios son descartables.

Bajo esta premisa el único éxito deseable es el económico (eso de la felicidad en el ámbito personal son cuentos de mujeres). Es impensable que un hombre pueda ser considerado exitoso si no es cuantificable. Todo hombre debe ser capaz de llevar el peso de una casa y cubrir todas las necesidades de la misma sin ayuda. El hombre debe tener el poder económico para poder tener el poder de la relación. Es por eso que desde el cortejo deben pagar la cuenta cuando salen a una cita, sin importar quien invitó. Muchos están convencidos de que el hecho de pagar la cena les da derecho a un pase directo a la cama de la chica, porque ella aceptó que pagaran la cuenta. Si eso fuese así, se convertiría en un trabajo, y la transacción comercial donde se intercambia sexo por dinero se llama prostitución.

Parecería que tener el mundo a tus pies es tentador, pero como ya lo mencione anteriormente, es una trampa. Es una serie de restricciones que limitan a los hombres a lo que deben ser en lugar de lo que desean ser. Renunciar al privilegio es difícil, lo supongo porque nunca he tenido el privilegio de ser hombre. Pero a cambio tienen la libertad absoluta de reconstruirse sin limitaciones.

A nadie debería importarle si amas a una mujer, a un hombre, a ambos o si eres poliamoroso; tampoco debería importar el color de tu ropa, si te gusta el teatro o las comedias románticas, si eres fan del teatro musical, si prefieres un coctel con sombrillita a un trago de tequila, si aprendiste a hablar sobre tus emociones, si prefieres dedicarte a criar a los hijos, si tienes una muñeca preferida en vez de una figura de acción, si prefieres quedarte en casa a ver la gimnasia rítmica que ir a un partido de soccer. La masculinidad no debería verse amenazada ante ninguna de esas cosas.

Los hombres que también luchan por la equidad de género son mucho más libres, son hombres fuera del patriarcado que dejaron de volar como polillas alrededor del privilegio, y caminan al lado de las mujeres hombro a hombro, como hermanos, amigos, hijos, compañeros de vida y colaboradores.

Colaboradores en la construcción de un mundo equitativo donde logremos nutrirnos de nuestras diferencias para crear.

 

Harén de Nadie.

Les hablo a los macho alfa lomo plateado…

 

rechazar-el-machismo-780x300He recibido ciertas críticas referentes a la manera de llevar mi feminismo a la praxis. Se me acusa en ocasiones de «feminazi» (no sé porque piensan que les veo cara de jabón a los testículos) o de radical, ¡caramba! si el letargo social lo que necesita es radicalizar absolutamente todo y no por ello digo que nos agarremos a golpes para ver quién es aquel o aquella en esta vida. Sin embargo, hoy saqué del caldero a los hombres para limpiarles las hierbas con las que pretendía hervirlos y evidenciar que ellos también son víctimas del machismo y los roles de género.

Te hablo a ti hombre que ha sido juzgado alguna vez en su vida por llorar «como vieja», a ti al que tal vez le fascina como se le ve una camisa rosa pero sus amigos lo tachan de «puto», o a ti que simple y sencillamente decidiste respetar a las mujeres y no usarlas como desahogos sexuales y eres «pendejo» frente a los hombres de tu círculo por no «tirarte» a ninguna de tus amigas o por ser el señalado «friendzonero» (no me jodan es de lo peor que he escuchado) que para sus conocidos será el teto no pelado.

Porque aunque pocas veces (o nunca lo reconozcan), ustedes hombres también son víctimas del sistema patriarcal, porque de la misma manera en que el género femenino contiene dogmas y estatutos de comportamiento, ustedes están obligados a seguir lineamientos que día a día demuestren su hombría y su postura de macho alfa por la cual nadie pase por encima. Ustedes se ven obligados a mantener ciertas posturas que nunca aceptaran que les son dolorosas pero que al no cumplirlas se ganan el escarnio público y la crítica de quienes dicen ser más «machunos» que ustedes.

¿Qué tal hablar de privilegios? El machismo los ciega de aceptar que su condición de hombres les ha brindado muchísimas cosas que a nosotras nos han sido negadas y que hemos tenido que salir a buscarlas. Ese mismo peldaño de confort los orilla decir cosas como: «¿De qué se quejan las viejas si ya nos quitaron dos vagones por su culpa?» ¿O acaso jamás han escuchado aberraciones similares? Nos critican los dos vagones que papi gobierno nos dio para ponerle un pegote a la violencia sexual que se vive en el transporte público, ¿y eso lo consideran un privilegio femenino? Me cuesta trabajo comprender los comentarios machirrines desde sus aires de dioses.

Por eso les digo y les reiterare por los siglos que la inmortalidad de bruja me dejen vivir, el machismo violenta, lastima, duele, golpea, desaparece y mata seres (las mujeres nos vemos afectadas en mayor medida) pero ustedes tienen que reconocer que son víctimas del mismo entorno que no pretenden cambiar. De nada sirve no asumirse machista si le arrancas la ropa a una chica cuando la miras, está de más asegurar que no eres un macho si siempre te refieres a todo lo malo o mínimo de manera femenina y ni hablar de cuando enuncian que ni «machista ni feminista, sino igualitarista» (si usamos la definición de la RAE habla de la igualdad entre hombres eh)  si siempre dicen que por ser mujeres no podemos o debemos ganarnos las cosas porque a ustedes les ha costado trabajo.

Suena absolutamente absurdo no asumir ni comprender lo grande que resulta el monstruo del machismo en la vida de cada quien, porque todos cargamos esa pesada loza en la espalda con la que nos ha educado la sociedad. De cada unx de nosotrxs depende retirarla y destrozarla por completo para que no llegué un relevo obligado a llevarla de nuevo a la espalda. Nosotras no queremos que nos digan como llevar a cabo las luchas ni cual es la mejor manera de defendernos, los queremos de aliados hablando con otros hombres acerca de dejar de violentar, acosar, insultar y matar mujeres. Si usted no habla con sus congéneres para evitar que eso suceda, déjeme anunciarle que también tiene bien puesta la camiseta de macho y peor aún, de indolente.

Vamos chicos, no cuesta trabajo desligarse y renunciar a los privilegios, no pesa quitarse el estigma de ser hombre rudo y rompemadres sólo se trata de revelarse ante lo impuesto, de reivindicarse como humano para evitar querer seguir roles de género. Cada unx tiene sus propias luchas personales, pero cuando uno las libra es capaz de compartir-se al cien e ir marcando pautas nuevas para descubrir mejores formas de relacionarse y por ende, construir una mejor sociedad donde no se esperen cosas de nosotrxs por tener cuerpos leídos como masculinos o femeninos.

Así que cual Mario Hugo de 31 Minutos quiero mandarle un saludo a: Itzcóatl, Miguel, José (que sé que me lees antes que cualquiera), Anwar, Andrés, Axel, Rafael, Alfredo, Luis, Gustavo y los hombres que me han demostrado que no todos son iguales. Los amo infinitamente. 😀

 

Besitos embrujados para todos, el caldero escarlata invita.